Disfrutar de una piscina en casa o en un centro deportivo es sinónimo de bienestar, ocio y salud. Pero mantenerla en condiciones óptimas requiere un consumo energético considerable, especialmente si se desea conservar una buena temperatura del agua durante más tiempo. Aquí es donde entra en juego un elemento que, aunque sencillo, marca una gran diferencia: la manta térmica para piscinas.
Las mantas térmicas no solo ayudan a reducir el consumo de energía y el uso de productos químicos, sino que también mejoran la experiencia del baño y prolongan la temporada de uso de la piscina. En este artículo te explicamos qué son, cómo funcionan, qué ventajas ofrecen y, sobre todo, cómo elegir la más adecuada para tu piscina. También resolveremos algunas dudas frecuentes sobre su uso y compatibilidad con otros sistemas como la depuradora. ¿Empezamos?
¿Qué es una manta térmica para piscina y cómo funciona?
Una manta térmica para piscina, también conocida como cubierta térmica o manta solar, es una cubierta flotante fabricada con materiales aislantes —normalmente polietileno con burbujas de aire— que se coloca sobre la superficie del agua cuando la piscina no está en uso. Su objetivo principal es conservar el calor del agua, minimizar la evaporación y protegerla de agentes externos como hojas, polvo o insectos.
El funcionamiento es sencillo pero altamente efectivo. Gracias a su composición, la manta actúa como una barrera térmica que:
- Absorbe la radiación solar durante el día, ayudando a calentar el agua de manera natural.
- Reduce la pérdida de calor durante la noche al evitar que el aire más frío entre en contacto con la superficie del agua.
- Minimiza la evaporación, lo cual supone un importante ahorro de agua y productos químicos.
- Protege la piscina frente a la suciedad exterior, lo que se traduce en menos mantenimiento.
Este tipo de mantas se adaptan tanto a piscinas exteriores como interiores, y pueden utilizarse en piscinas privadas, comunitarias o incluso en instalaciones deportivas. Además, se han convertido en una herramienta clave dentro de las soluciones para una gestión energética más eficiente.
Ventajas de usar mantas térmicas para piscinas
Incorporar una manta térmica a tu piscina supone una serie de beneficios que no solo se traducen en mayor comodidad, sino también en eficiencia económica y energética. Veamos los más relevantes:
Ahorro energético y reducción de evaporación
Uno de los principales beneficios de las mantas térmicas es la reducción del gasto energético. Cuando se utiliza un sistema de climatización para calentar el agua, la manta ayuda a conservar esa temperatura, lo que disminuye el tiempo y la frecuencia con la que debe activarse el calentador. Esto se traduce en un ahorro directo en la factura eléctrica o del gas.
Además, se reduce significativamente la evaporación del agua —hasta en un 90 % según estudios del sector— lo que implica menor necesidad de rellenar la piscina con agua nueva, ahorrando un recurso escaso y cada vez más caro. Al evaporarse menos agua, también se pierden menos productos químicos, lo que conlleva un mantenimiento más eficiente y sostenible.
Este enfoque encaja perfectamente con los objetivos que promueven la normativa de eficiencia energética, al incentivar el uso de tecnologías pasivas para la reducción del consumo.
Mejora de la temperatura del agua
Para muchas personas, el momento de entrar a la piscina puede resultar incómodo si el agua está demasiado fría. Las mantas térmicas solucionan este problema de manera sencilla: al absorber y retener el calor solar, consiguen subir la temperatura del agua entre 3 y 8 ºC, dependiendo de las condiciones climatológicas y del uso.
Esto no solo hace que la experiencia del baño sea mucho más agradable, sino que amplía el número de días que se puede disfrutar de la piscina, incluso fuera de la temporada alta. En piscinas climatizadas, el efecto es aún más eficiente, pues la manta reduce la pérdida de calor provocada por las diferencias térmicas entre el agua y el ambiente.

Cómo usar correctamente una manta térmica
Para obtener el máximo rendimiento de una manta térmica, no basta con simplemente colocarla sobre el agua. Es importante saber cómo, cuándo y cuánto tiempo utilizarla, así como entender su compatibilidad con otros sistemas del circuito de la piscina.
¿Cuándo ponerla y cuánto tiempo dejarla?
La manta térmica debe colocarse siempre que la piscina no esté en uso. Esto suele ser durante la noche, en días nublados o cuando no se prevé bañarse durante varias horas. Cuanto más tiempo permanezca sobre el agua, mayor será su efectividad en la conservación del calor y la reducción de evaporación.
Por tanto, lo ideal es cubrir la piscina al finalizar el día y mantener la manta puesta hasta que se vuelva a utilizar. En algunos casos, como en piscinas con poco uso durante la semana, puede dejarse colocada varios días seguidos, siempre que se mantenga limpia y bien fijada.
¿Debe cubrirse la piscina por la noche?
Definitivamente, sí. La noche es el momento en el que más calor pierde la piscina por evaporación y por la diferencia térmica con el ambiente. Utilizar la manta térmica por la noche puede marcar la diferencia entre mantener una temperatura confortable y tener que recalentar el agua cada mañana.
Además, la cubierta actúa como barrera ante la entrada de suciedad, lo cual facilita el mantenimiento al día siguiente.
¿Se puede poner la depuradora con la manta térmica puesta?
Sí, es posible hacer funcionar el sistema de depuración mientras la manta está colocada. Sin embargo, hay algunas consideraciones a tener en cuenta:
- Si tu sistema de filtrado o desinfección utiliza cloro, asegúrate de que las concentraciones no sean excesivamente altas mientras la manta está puesta, ya que algunos materiales podrían deteriorarse con el tiempo.
- Asegúrate de que las boquillas de retorno no levanten la manta con la presión del agua.
- En caso de tener limpiafondos automáticos, conviene retirar la manta mientras están en funcionamiento para evitar interferencias.
La clave está en equilibrar el uso de la manta con el funcionamiento adecuado de los equipos técnicos, algo que cada vez más instalaciones contemplan como parte de una estrategia integral de eficiencia energética. En este sentido, ya existen ayudas para eficiencia energética que contemplan mejoras en sistemas de climatización y mantenimiento de piscinas, especialmente en instalaciones deportivas o alojamientos turísticos.
Tipos de mantas térmicas para piscinas
El mercado ofrece una amplia variedad de mantas térmicas adaptadas a diferentes necesidades, tamaños y presupuestos. Elegir bien implica conocer las opciones disponibles y entender cuál se ajusta mejor a tu piscina.
Mantas solares y cubiertas térmicas
Las mantas solares son las más comunes. Están fabricadas con materiales como el polietileno o el PVC con burbujas que atrapan el calor del sol y lo transmiten al agua. Son ligeras, económicas y muy fáciles de usar. Suelen tener una duración media de entre 3 y 5 años.
Por otro lado, las cubiertas térmicas reforzadas están diseñadas para maximizar el aislamiento y soportar mejor las inclemencias del tiempo. Suelen tener mayor espesor, mejor resistencia UV y más durabilidad. Estas se recomiendan para zonas con climas más extremos o piscinas con un uso intensivo.
Ambos tipos son eficaces para piscinas exteriores, aunque las cubiertas térmicas reforzadas pueden ser más rentables a largo plazo.
Mantas térmicas a medida y para piscinas climatizadas
Cuando la piscina tiene formas irregulares o está situada en un entorno más técnico (como piscinas olímpicas o climatizadas en interiores), lo ideal es optar por mantas térmicas a medida. Estas se fabrican siguiendo exactamente las dimensiones y forma de la piscina, lo que garantiza un ajuste perfecto y una mayor eficiencia térmica.
En piscinas climatizadas, las mantas térmicas no solo conservan el calor generado por los sistemas de calefacción, sino que permiten reducir su uso hasta en un 70 %, lo que impacta positivamente en el consumo energético global de la instalación. De ahí que este tipo de soluciones estén siendo cada vez más valoradas dentro de los planes de eficiencia energética de hoteles, gimnasios o centros deportivos.

¿Cuál es la mejor manta térmica para piscinas?
No existe una única respuesta, ya que la mejor manta térmica dependerá de varios factores:
- Tipo de piscina: Si es climatizada o no, si está en el exterior o interior, y si tiene formas irregulares.
- Frecuencia de uso: En piscinas con uso diario, se recomienda una manta resistente y fácil de colocar.
- Presupuesto: Las mantas más simples son más económicas, pero las de gama alta ofrecen más durabilidad y rendimiento.
- Clima: En zonas muy soleadas puede bastar con una manta solar ligera, mientras que en zonas frías se recomienda una térmica reforzada.
Como regla general, una manta con burbujas de buena calidad y protección UV puede ser suficiente para una piscina doméstica. En cambio, para instalaciones profesionales o de uso intensivo, conviene apostar por mantas térmicas reforzadas o incluso motorizadas para facilitar su uso.
También conviene tener en cuenta el almacenamiento de la manta cuando no se utiliza. Para ello, existen enrolladores manuales o automáticos que prolongan la vida útil del producto y facilitan su manejo diario.
Aprovecha el potencial de tu piscina de forma eficiente
Las mantas térmicas para piscinas son una solución práctica, económica y sostenible para conservar el calor, ahorrar energía y reducir el mantenimiento. Su uso no solo mejora la experiencia del baño, sino que se alinea con las estrategias de eficiencia energética que hoy más que nunca están siendo promovidas tanto por particulares como por empresas e instituciones.
En efiQuality apostamos por soluciones inteligentes y adaptadas a cada cliente, con el objetivo de optimizar recursos, reducir consumos y mejorar el confort. Ya sea para tu hogar, comunidad de vecinos o instalación deportiva, podemos ayudarte a integrar mejoras como cubiertas térmicas, sistemas de climatización eficiente o energía fotovoltaica para piscinas. ¿Quieres que tu piscina sea más sostenible y rentable todo el año?